La poesía no me
sirvió de nada;
No pudo guardar tus ojos fijos en los míos
Haciendo converger nuestras circunstancias abismales.
No me despertó en la mañana con un beso en la frente,
Ni me permitió anidar en tu pecho.
Me abandonó en calles colmadas de extraños
Que llegaron por morbo,
Que escucharon mis aullidos
y bailaron al ritmo de mis soledades,
Mi poesía…
Me ocultó de las flores y de los pájaros;
Marcó de fatalidad mi lengua,
Y todo lo susceptible de ser amado.
L. Alison Ramos M.