Es difícil quererte sin remordimientos,
omitiendo los mundos que destruyo con cada beso.
Más difícil es mirarte callando la ausencia del tiempo,
sabiendo que no hay lugar en cualesquier cielo para nosotros.
No quiero tus promesas,
por que las mías agonizan con lo “nuestro”
colgadas en la ventana.
No quiero jugar al relojero
saltando entre segundos para robarte el alma,
sembrando en ti mis demonios,
arrastrándote a mis profundidades.
Libertina.
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