“Que lindo que te quedes a mi lado”
Me dijo el infeliz mientras se vestía para
ir a ver a su esposa.
Me dejo en la cama desecha y sentí como si me hubiera
tirado lejos, lejos, tan lejos que sería inútil levantarme y gritarle que es un
imbécil.
“Que lindo que te quedes
a mi lado”
Me dijo mientras se
abrochaba los botones de la camisa, desabrochando de paso cada uno de mis dolores y dejándolos así sangrando sobre mis mejores
años.
L. Alison G. Ramos M.
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