12 de mayo de 2010



Ya no había niños en el parque,
No había nadie a quien pudiera
Regalarle su desgastada sonrisa.

Ambos caminamos
Sobre los sonidos de su tambor triste,
Y pese a ser extraños,
Cargaba recuerdos de mi padre
Pintados en un camión de madera.

¿Qué frio sentirían sus huesos?
¿Sentiría esta soledad también inmensa?
Tal vez fue una marcha de ausentes,
Tal ves la menos concurrida;
Realmente era triste la noche aquella.

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