3 de noviembre de 2012

SORDO Y CIEGO




Estando solo sin mi propia alma para recordarme,
con el corazón atravesado gritare mis dolores;
Se arrastraran por las veredas como serpientes,
dándole voz a mis heridas mudas,
envenenando a esta ciudad
que pretende comerse mis pasos.

Caerán sus dioses de mármol,
y sus ojos ciegos no alcanzaran a ver todo el daño.
Entonces, yo sentado en el trono de los invisibles,
devorare a todos sus hijos verdes,
alimentados por la hipocresía de los buenos modales.

No recordaran mi nombre,
pero lo habré sembrado en sus bocas
y me tendrán miedo,
pasare por inocente y victima
me creerán también sordo y ciego.


L. Alison Ramos M.

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